domingo, 20 de noviembre de 2016









Un universo aparte, el barrio de Puerto Madero. Cuna de turistas y empresarios. Nada parecido a la realidad Argentina, desde las estructuras que lo compone hasta el olor a plástico nuevo y mármol frío que se respira. Una paleta de colores bastante monogama, donde el blanco y el plateado predominan.
Una burbuja particular dentro de la ciudad de la furia.



















































Allá en el 2013, un Septiembre cualquiera y un viaje lineal, sin círculos, sin fin, sin vuelta, una sola ida. Así como todos.